martes, 22 de junio de 2010

Cuando me hablan del destino

Bajo el Sol que me apuñala
vivo sin patria ni dueño.
Como el aire lo regalan
y el alma nunca la empeño,
con las sobras de mi sueños
me sobra para comer.
De qué voy a lamentarme,
bulle la sangre en mis venas.
Cada día al despertarme
me siento resucitar.
A quien quiera acompañarme,
le cambio versos por penas.

J. Sabina

Enamorada de los Musicales de Hollywood

Dentro de toda la historia del cine se pueden diferenciar numerosas etapas, como el período mudo, el expresionismo alemán, el Hollywood clásico con sus típicos dramas, comedias, musicales..., el viejo Hollywood, nueva ola francesa, cine independiente americano y europeo, y un laaargo etcétera.

Está claro que si echamos una ojeada a toda la historia del cine, -el séptimo arte es joven, un siglo y pico nah más- nos daremos cuenta de que los verdaderos amos en esto, son, y por mucho que nos duela, los americanos. Ahora el cine europeo está empezando a salir del cascarón y nos está brindando cosas muy, pero que muy interesantes, a diferencia de lo que está ocurriendo ahora en Hollywood, que directamente lo que les interesa es el dinero y las taquillas.

Pero hubo una época en concreto en la que Estados Unidos fue la reina del mambo. Período comprendido más o menos entre la década de los años 30 -el cine se vuelve sonoro- y los 50. Nacen las grandes comedias de grandes directores como Frank Capra, surge el cine negro de la mano de John Huston, Hitchcock se consolida como el rey del suspense, etc. etc.

Pero lo que a mí más me gusta de esta época son los musicales. Con la llegada del sonido se trasladan los grandes musicales, -por aquel entonces solo interpretados en teatro- al cine. Llegan entonces la música, los bailes, los grandes espectáculos a la gran pantalla. Los escenarios de teatro limitaban los movimientos; ahora, en el cine, el musical abre horizontes.

Surgen entonces grandes estrellas como Fred Astaire, Ginger Rogers, Gene Kelly, Cyd Charisse, y un largo etcétera.

El teatro, al ser un arte efímero, desaparece. Quedan en la memoria nombres de grandes estrellas de teatro, bailarines que nunca inmortalizaron su danza... Nombres que a lo largo del tiempo se van olvidando. En cambio, el cine siempre está ahí. Siempre puedes recurrir a él. Queda inmortalizado en la historia.

Por eso, nunca se olvidarán escenas tan increíbles como en la que Gene Kelly baila bajo la lluvia. (Dato curioso: rodaron la escena más de cinco veces, hasta que finalmente, quedó perfecta. Eso sí, Gene se cogió una buena pulmonía y no pudieron grabar en un tiempo.)

(Este es el único video de Youtube que me dejaba poner. Lo siento por la mala calidad).




También quedan inmortalizados Fred Astaire y Ginger Rogers bailando mejilla a mejilla en Sombrero de Copa.




O el baile sensual de Astaire y Cyd Charisse en Melodías de Broadway.



Maravillas musicales inmortalizadas que dificilmente podrán ser olvidadas.