jueves, 31 de diciembre de 2009

Por fin...

Por fin tengo ordenador. Siento que mis ganas de vivir renacen. Dios, sí, un ordenador que no se traba a cada segundo. Un ordenador con tarjeta de sonido. Un ordenador con más de tres programas. Y es MÍO. SÓLO MÍO. Me siento como Gollum con su anillo, sólo que en este caso es un ordenador. Y uno muy mono de sobremesa azul y negro.

Si no fuese porque el otro viejo y asqueroso se lo va a quedar mi madre, le daba de patadas y martillazos. Siento un odio acumulado en mi interior que aún no se ha exteriorizado. Y quién sabe si lo hará.

Pero bueno, en lo que se refiere a mí, empiezo un buen año. Nuevo ordenador y velas de cumpleaños apagadas de un soplo. ¡De uno sólo! ¡Que la luz se fue al unísono! Eso quiere decir que voy a tener buena suerte. De cajón.

martes, 29 de diciembre de 2009

Stop the Radioactivity!

Y mira que a mí no me gusta la electrónica pero... Esto es demasiado genial. Es por decirlo de alguna manera, los comienzos del tecno, cuando tenía hasta mezcla de otros estilos. Por lo visto, este grupo fue bastante famoso en su momento. Una revolución, la cual ha derivado al Tecno pésimo de hoy en día. Alemanes tenían que ser, cómo no.




Stop the Radioactivity!

Dios, qué enganche tengo.

domingo, 13 de diciembre de 2009

"Es una certeza que...

... las películas adolescentes de los 70 [Grease] adelantaban la vida adulta y las de ahora [High School Musical] retrasan la edad infantil"

Pepe Colubi - Colaborador en Cinemanía

El mundo de las guaguas

Nota al lector.
En jerga canaria:
'Guaguas' es el equivalente a 'Autobuses'
'Coyos' es el equivalente a 'Canis'

Hay un mundo que la gente no suele analizar, y ese mundo es el mundo de las guaguas. Sí, señores. Visto así, suena a soberana mierda, pero no os creáis. No, no. Las guaguas... esas grandes desconocidas. Son sencillamente geniales. En su interior, si observamos bien, hay una jerarquía propia, un mundo en miniatura. Si las analizamos detenidamente, descubriremos de manera minimalista cómo nos comportamos los seres humanos. ¿A que suena bien?

Bien, entro al tema. Si quisiéramos analizar este universo tan extraño, antes debemos dividirlo por fases, que son, por así decirlo, desde el comienzo -en el que la guagua está completamente vacía-, hasta el final -en el que más que un transporte donde van personas, parece una lata de sardinas-.

Pues bien, antes de nada hay que dejar claro que en la pirámide social de la guagua, la cúspide, es decir, el jefe, es el chófer. Que quede claro que es quien manda y al que debemos obedecer. Los chófers, por norma general son muy cabrones. Es extraño ver un chófer que se preocupe lo más mínimo por esa pobre personita, que al arrancar la guagua, se pega el spring y pide suplicantemente que abra la puerta. No, que va. Ser un buen chófer y cumplir bien su trabajo, significa imponer su autoridad y no mostrar nunca sentimiento semejante a la pena.

Pasemos a describir cómo es una guagua por dentro.

El principio, - nada más entrar -, se compone por un par de asientos individuales, destinados sobre todo a las madres con niños tocapelotas o a las ancianitas con o sin bastón, a las cuales les da miedo ir más lejos de estos sitios, ya que no saben lo que se pueden encontrar. De hecho, si por casualidad invades uno de estos asientos, y se da el caso de que una abuelita te ve sentada ahí, procederá a desafiarte con la mirada y no se apartará de tu lado hasta que no te levantes, ya que esos sitios son suyos por derecho divino.

Si seguimos avanzando, encontraremos un pequeño espacio sin asientos, el cual se agradece bastante, ya que cuando la guagua está llena de gente y huele a todo tipo de perfumes y sudores, es el único lugar donde corre un poco el aire. Claro que para no caerse, hay que agarrarse a unos machangos que hay en el techo, con lo que siempre te encuentras con el sobaco de turno estampado en la cara, que justamente siempre está lleno de pelos y sudado a más no poder. Vamos, que parece que lo tenían planeado.

Si nos seguimos adentrando un poco más en los recobecos de la guagua, encontraremos una inmensa mayoría de asientos dobles, los cuales son el símbolo de la vergüenza y el individualismo, así de claro. Cuando entramos en una guagua y buscamos asiento, como ya sabéis, pasamos de largo de la primera fase destinada a las abuelitas y a las madres con niños tocapelotas, y nos adentramos directamente en la fase de los asientos dobles. Lo que toda persona ansía al llegar a esta parte, es buscar dos asientos que estén vacíos, ya que cuando entramos en una guagua siempre sentimos un miedo instintivo, y es el no saber quién nos va a tocar al lado nuestro. Si observamos detenidamente esta parte, veremos cómo todos los asientos dobles están ocupados por una sola persona, y a su lado: nadie. También puede darse el caso de que no haya ningún asiento doble sin ocupar, que todos estén ocupados por alguna persona. En estos casos, yo siempre suelo preferir sentarme al lado de alguna mujer cincuentona que esté leyendo un libro o hablando por el móvil. Así al menos me divierto. El problema de sentarse al lado de alguien de más o menos tu edad es que se crea una tensión que se huele en el ambiente a kilómetros. Es como si cada uno nos estuvíesemos diciendo: "Sé que estás al lado mío". "Me incomodas".

En el caso de que vayas acompañado, ten siempre esto presente: No hables de conversaciones filosóficas en la guagua. Yo en la guagua he tenido debates y discusiones a grito pelado con otras personas, hasta tal punto que solo se nos oye a mí a y mi querido acompañante. Hay que tener siempre en cuenta que la gente también tiene oído, como tú y como yo, y que oyen lo que decimos. Así que mejor no hablar ni de política, ni del aborto, ni de la violencia de género, ni nada de nada. Dejad, queridos amigos, esas conversaciones para cuandos salgáis de la guagua. Dedicaos a hablar del tiempo que hace, de la telenovela que viste ayer o de cómo Luis se enrolló con Cristina, pero ya. Sino, corréis un grave peligro. Yo solo os advierto. Y el peligro en cuestión es que otras personas de la guagua se entrometan en tus conversaciones, diciendo que no tienes ni puta idea de lo que hablas, o recriminándote lo niñata y estúpida que eres.

Para ir finalizando con mi descripción de este mundo simple, pero a la vez, extraño, quisiera hacer mención a los últimos asientos. Esos en los que te sientas, y como estás justo encima del motor, sientes como todos tus órganos vibran y amenazan con salir por tu boca disparados al coyo que está escuchando reggaeton a todo volumen, ya que no tiene otra cosa que hacer en su mierda de vida.

Chófers cabrones, abuelitas antipáticas, madres con niños tocapelotas, sobacos sudorosos, cincuentonas gritando por el móvil, coyos con su música de mierda... Nunca sabremos qué es lo próximo que nos encontraremos en este mundo tan maravilloso.

Chaos Reigns

Quisiera darle un consejo.

Si por casualidad le cae mal alguna persona y se ve en la situación de no saber qué hacer para que le deje en paz o sencillamente quiere dejarle claro que no puede oírle articular palabra porque considera que es sumamente imbécil, tengo la solución a su problema.

Recomiéndele la película 'Anticristo'. Sí, le aseguro que después de verla nunca más le volverá a dirigir la palabra.

Sirve, eh. Sirve.

Microrrelato 6: Déjame Entrar

Y entonces, se dio cuenta. Ya no sentía miedo ni temor. Estaba en paz consigo misma. Ningún otro golpe podría herirla. El dolor se desvanecía en susurros. La calma se apoderó de su cuerpo.

Tumbada sobre el suelo del cobertizo, oyó cómo él aporreaba la puerta.

- ¡Déjame entrar! - gritó enfurecido.

Ana Mateos

lunes, 7 de diciembre de 2009

Paramount Comedy para toda la eternidad

Hoy me ha pasado una cosa horrible. He perdido el mando de la tele. Es lo segundo peor que puede pasarle a un ser humano. Lo primero es ir corriendo por la calle con los auriculares puestos, y que de repente se te traben en vetetúasaberquésitio de la calle, no darse cuenta, seguir corriendo, y que estos definitivamente se traben en la oreja. El dolor es insoportable, y lo digo por experiencia.

Pero bueno, volviendo al tema del mando. Sí, lo he perdido. No tengo ni puta idea de donde está. A eso de las cuatro de la tarde me senté en el sofá. Cogí el mando y empecé a pasar canales con aire aburrido. Encontré en Paramount Comedy un monólogo interesante de Dani Mateo. Y me quedé ahí. FIN. Esto es lo último que sé de mi querido mando. En ese momento, hizo ¡puf! y desapareció. No he vuelto a saber nada de él. Bueno, apagué la tele, y me fui.

Me di cuenta de su desaparición ya bien entrada la tarde, cuando volvi y encendí la tele. Como no, se encendió en Paramount, que es donde lo dejé. Empecé a buscar el mando, y nada, que no lo encontraba. Y así, un cuarto de hora. Luego comencé a desesperarme, hasta incluso llegué al punto de mirar en lugares inhóspitos, como es el retrete o debajo de mi cama. Que vete tú a saber en qué coño estaba pensando para mirar debajo de la cama. Bueno, incluso miré dejajo de la almohada y en la nevera, pero esto ya creo que fue por aburrimiento mas que nada.

Bueno, he de decir que mi televisión tiene un ligero problema. Y el problema es que los canales no se pueden cambiar manualmente, y que solo tengo un mando para cambiarlos. ¿Que qué significa esto? Pues que me voy a quedar la vida viendo Paramount Comedy. Es decir, que si esto sigue así, sin aparecer el mando, viviré y moriré viendo Paramount Comedy. Llegaré al punto en el que me sabré todos los putos monólogos, en el que cuando me hablen de Aída o Camera Café, vomitaré sobre las caras de quienes me los mencionen. Quién sabe. A lo mejor incluso llega a no hacerme gracia Vaya Semanita. Joder, qué triste.

Bueno, podría haber sido peor. Podría haberme quedado en Telecinco para toda la eternidad. Entonces sí que me habría suicidado.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Microrrelato 5: El Pequeño Psicópata

"El pequeño psicópata se deslizaba sigilosamente por entre los pasillos. Buscaba a su presa. Acariciaba la idea de encontrarla. De atraerla para sí. Agarrarla y encerrarla en el armario. Dejar que muriese de hambre. Y entonces la vio. La perra estaba ahí. Escondida.

- ¡Mario! ¡La comida! - gritó la madre del pequeño."

Ana Mateos

domingo, 8 de noviembre de 2009

Cómo conseguir la igualdad

- El otro día leí en el periódico que se le impuso más años de cárcel a un hombre que a una mujer por cometer ambos el mismo delito. ¿Me puedes explicar por qué ocurren estas cosas? ¿Es esto intentar conseguir la igualdad?

- Quizás no es el mejor camino a seguir, en eso tienes razón. Pero, déjame que te explique una cosa. Imagínate que tienes dos niños. Uno nace con 3 kilos y el otro con 6. Mi pregunta es: ¿a quién darías más ración de comida?

- Por supuesto, al que pesa 3 kilos.

- Exacto. Le darías más al de 3 kilos que al de 6. Pero esto no significa que no los quieras por igual, o que intentes crear una desigualdad entre ellos. Al contrario, quieres que el de 6 kilos se mantenga estable, para que el de 3 consiga llegar antes a igualar ese peso. Pues esto es lo mismo que ocurre entre el hombre y la mujer. Tenemos que darle los mismos derechos tanto a uno como a otro, pero para que la igualdad sea notable, hay que realzar los derechos de las mujeres. ¿Lo entiendes ahora?

- Creo que sí.

Cuanta gente. Qué pocas personas.

Entre toda la masa coloreada de gris, hay algunas personas que brillan. Que tienen colores que resaltan entre la multitud. Algunas están coloreadas de naranja. Otras de violeta. O verde. Sí es cierto que todos tenemos el mismo final. Todos acabaremos siendo polvo. Y lo único que subirá al cielo serán los pedos que se tiren los gusanos cuando coman nuestros despojos*. Pero lo importante es lo que ocurre mientras vivimos. Hay una teoría que dice que todo cuanto hacemos en vida, todos nuestros actos, tienen una repercusión para otras personas. Y ahí hay gran parte de razón. Todas esas personas entre tanta gente, envueltas en un color especial, al estar ahí hacen de nuestras vidas una aventura más interesante. Esas personas forman parte de nosotros mismos, al igual que nosotros mismos formaremos parte también de otras personas. Todo es recíproco. Y sólo por esto, ya merece la pena vivir.

*Frase mítica de Albert Plá

viernes, 6 de noviembre de 2009

No somos un solo ser vivo

Teniendo en cuenta que la célula es la base de la vida, un ser vivo como tal, podemos deducir que no somos un único ser. Somos un individuo formado por 60 mil millones de seres vivos condensados y agrupados. Que solo tienen por objetivo multiplicarse. Crear prototipos de ellos mismos idénticos entre sí. No somos individuales. Somos un conjunto de vida. Las moléculas son nuestra comunicación. Mucho más compleja que el código binario o los lenguajes articulados. No existen las razas, no existen las tribus. Somos iguales genéticamente. Somos los mismos. Lo único que cambia son las ideas.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Bebés a la carta

Mientras avanzamos día a día, sumergidos en nuestros propios pensamientos, en nuestros estudios, trabajos, etcétera, no nos percatamos de lo importante que es la evolución que estamos desarrollando. Una evolución tecnológica increíble. Hasta hace pocas décadas, inventos tan comunes como los reproductores de música, nos parecían inverosímiles. Inventos tales como la Wii, en los que nuestros propios movimientos cobran parte del juego. Robots, tecnología audiovisual como es el 3-D, etcétera.

Todo esto va creándose y pasa ante nuestros ojos como si nada. Ya no nos emocionamos al oír que están creando cierto aparatejo increíble. Ahora nos parece algo común. Señores, vivimos en el futuro, mientras que otros se empeñen en creer que siguen viviendo en el pasado.

Y prueba de que la imaginación no tiene límites, lean con atención qué es lo que están intentando hacer en Estados Unidos con base a estudios genéticos. Crear lo que ellos llaman "Bebés a la Carta". ¿Y esto qué significa? Pues muy sencillo. Pedir lo que serían los "fenotipos" del niño, o lo que es lo mismo, determinar en él cómo quieres que sea su aspecto. Uno de los principales rasgos que se pueden pedir, es el color de los ojos o el pelo. Si quieres un niño rubio con ojos azules, sólo tienes que pedirlo. Claro que no hay 100% de posibilidades, pero el simple hecho de que se estén planteando hacer cosas así, da mucho que pensar.

No sé como estaremos dentro de 20 años. Toda Latinoamerica con niños rubios con ojos azules, y Europa del este con niños morenos y ojos negros. Pero, imaginaos que esto se extendiese a todo el cuerpo. A todo lo que sería el aspecto físico. En un futuro nos veremos niños negros con ojos azules y el pelo rubio. O chinos con el pelo pelirrojo rizado.

Si ya lo dicen, soñar es gratis. Pero cuidado con lo que soñamos, porque si nos empeñamos en cumplirlo las cosas pueden írsenos de las manos. Y ya no solo lo digo porque no me gustase ver a la población africana, blanca. Si los africanos son negros, es porque deben ser negros. Debido a la irradiación solar, la piel debe ser negra, así tienen muchas menos posibilidades de sufrir un cáncer de piel. Y así con muchos otros aspectos de nuestro cuerpo. El cuerpo está hecho de tal forma que nos adecuemos a nuestro entorno. No sé cómo llevarán el tema los genéticos de las próximas generaciones, pero con los genes no se juega.

sábado, 24 de octubre de 2009

Odio mentir.

Hay muchas cosas que odio en esta vida. Entre ellas, una es mentir. Sobretodo el mentirse a una misma. O no saber cuando mientes, porque te crees tu propia mentira. Pero cómo no mentir. Odio tener miedo a no mentir. O no, mejor dicho, tengo miedo a decir la verdad. Tengo miedo de que me tachen de algo que no soy. ¿O sí? Eso lo dirán ellos. ¿O no? A la mierda.

lunes, 19 de octubre de 2009

Microrrelato 4

"Me acerqué lenta, muy lentamente a él y le dije al oído:
- Tienes los mismos ojos que tu madre..
A continuación, sacó una cajita de su bolsillo. Y allí estaban; redondos, blancos y relucientes."

Beatriz Orihuela

Microrrelato 3: Entre el hielo

"Las montañas se elevaban majestuosas. El frío reinaba por doquier. Entre aquella inmensidad sólo se veía un puntito. Una mota insignificante de vida. Un humano. A cuarenta grados bajo cero, aquella hormiga intentaba culminar su meta. No sé si fue Dios o el destino. Pero algo quiso que nunca llegase a finalizarla".

Ana Mateos

viernes, 16 de octubre de 2009

Curiosidades de Cine

Y nunca mejor dicho. Recientemente me he comprado un libro que se titula "Qué hay que saber para parecer un Cinéfilo" que no está nada mal, bastante interesante. Y leyendo entre sus páginas he encontrado unas ciertas curiosidades.

Aquí van:

- ¿De dónde le viene el nombre a Hollywood?
El nombre procede del que la Sra. Harvey Henderson Wilcox, esposa de uno de los primeros especuladores en terrenos de la zona, le puso a su rancho en Cahuenga Valley, en 1886. Lo bautizó como Hollywood debido a que una amiga suya poseía una casa de verano en Chicago del mismo nombre que le hizo gracia a la señora.

Curiosidades de los Oscars

- ¿Por qué se llama Oscar?
Hasta 1931, el premio de la Academia era conocido solamente como "La Estatuilla". Al parecer, ese año a la bibliotecaria de la Academia se le ocurrió comentar en broma que la dichosa estatuilla le recordaba a su tío Oscar... y como Oscar se quedó.

Una Anécdota:
- El guionista Robert Tiwne estaba tan enfadado por los cambios finales que se le habían introducido a su guión para Greystoke: la leyenda de Tarzán, el rey de los monos (1984), que exigió la desaparición de su nombre en los créditos del filme, y su sustitución por el de P. H. Vazak, en realidad el nombre de su perro. Este resultó nominado al Oscar a mejor guión.

La Censura que se estableció desde los años 30 en adelante

- Las relaciones sexuales entre las razas blancas y negra estaban prohibidas.
- No se podía decir la palabra "aborto".
- Los besos no podían durar más de 3 segundos. (Algunos directores cronometraban).
- No se podían filmar escenas de parto.
- Prohibidos bailes con movimientos indecentes.
- Y un largo etcétera.

El semen contra el cáncer

Las mujeres que a menudo tragan el semen de sus parejas tienen un 40% menos de probabilidades de desarrollar un cáncer. Así lo afirman los investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, (EE.UU), según informa la revista estadounidense Woman.

"Yo animo a todas las mujeres del mundo a que practiquen la felación y que ésta, se convierta en la rutina más importante de su vida diaria" - afirma la doctora Helena Shifteer, directora del grupo de científicos que realizaron el estudio sobre los efectos del semen.

La doctora Shifteer dice también que ella siempre se traga el semen de su marido y, para que el método sea efectivo, debe practicarse al menos dos veces por semana.

Varias organizaciones masculinas han expresado su satisfacción por este avance de la ciencia, y apuntan que los hombres llevan ya muchos años tratando de convencer a las mujeres de que tragar el semen tiene efectos muy saludables.

Fuente: http://www.jmnoticias.com/index.php?action=fullnews&id=41...

O_O Los hombres ya no saben que inventar. Primero era que el semen es bueno para el cutis, ¡y ahora que previene el cáncer! No he leído el por qué de esas conclusiones, y sinceramente, quiero saberlo. Es que imagínenselo:

- Oye... Que... dicen que si te lo tragas previene el cáncer.

- Pero de que vas, jodío subnormal. [Se va, escupiéndole violentamente en la cara].

- ¡Pero que es verdad! Yo... yo...

Können Sie mir bitte der Fefa geben?

¿Sabíais que pimienta en italiano se pronuncia Pepe y en alemán Fefa?

¿QUÉ SERÁ LO PRÓXIMO?
¿EN CHINO JOSE?

martes, 13 de octubre de 2009

Microrrelato 2

"Le tomó la temperatura. 40 grados. En la habitación se respiraba un silencio tan ruidoso que no podían escuchar ni sus propios pensamientos. Las lágrimas hacían maratones por sus mejillas.

- ¿Preparado?

Asintió levemente. La jeringuilla le penetró con sutileza. Sus ojos fueron perdiendo el color. Y entonces, pudo morir tranquilo".

Ana Mateos

lunes, 12 de octubre de 2009

El movimiento de la vida






La vida es como un libro.

Un día nacemos y otro morimos.

El comienzo. El argumento. El final.

Las páginas pasan.

Pero como todo libro, no siempre está hecho para llegar a ser un bestseller.

viernes, 9 de octubre de 2009

Microrrelato 1: El pececito

"Una hilera de peces rojos se alineaba en aquella caseta de la feria.

- ¡Ése! – señaló el niño con una gran sonrisa.

Cogió a su pececito y se montó en todas las atracciones. Primero la montaña rusa. Después la noria. Gritaba y gritaba. Reía y reía. Tal fue la emoción que sintió el pececito, que no tardó en morir, extasiado por la vida tan agitada que llevaba."

Ana Mateos

miércoles, 7 de octubre de 2009

Los Pilares de la Tierra


Desde el principio juzgué esta novela. Me dejé llevar por las ‘apariencias’. La arquitectura de una catedral y la vida en la Edad Media nunca han sido temas que me interesen demasiado. Hasta que decidí comenzar su lectura. Y ahora me doy cuenta de que no hay que dejarse llevar por la apariencia de una portada o la opinión de un crítico. El libro es bastante entretenido, y logra incluso, que el lector se imagine transportado a esa época llena de caballeros, damas, castillos y ambiciones. Consigue hacernos sentir como aquel campesino que con el sudor de su frente levanta la piedra para intentar llegar al cielo y contentar a Dios con uno de los monumentos más hermosos de la historia. El autor consigue mezclar el amor y la furia. La vida y la muerte. El poder y la miseria. Creando así una novela magnífica que engancha desde el primer momento.

Como novela histórica que es, me ha parecido magnífica, con una narración excelente. Después de leerla he aprendido bastante sobre la época medieval: sus costumbres, cómo eran sus ciudades, qué pensaban de Dios, los ideales de la época y sobre todo, cómo eran y cómo se construían las catedrales. Considero que el autor ha sabido tratar todos estos temas con muy buena mano, sin reiterar ni caer nunca en la pesadez.

Eso sí, cabe decir que tiene una narración muy lineal y previsible, pero aún así, se nota que Follet es un narrador de primera, y se merece todo el éxito que obtuvo.

En cuanto a los personajes, yo no los definiría como unos personajes sencillos. Más bien tienen su punto de complejidad. No son muy originales, -a excepción de algunos como pueden ser Jack o Aliena, los cuales considero geniales en todos los aspectos-, ya que presenta a los personajes medievales de rigor. Nobles, clérigos, campesinos... Cada uno tiene el estereotipo de la época. La maldad del noble por parte de William y del clero por parte de Bigod. Además de aquellos ambiciosos como son Philip y todo lo que rodea a la familia de Tom Builder, Jack y Aliena. Uno de los puntos más positivos es lo que nos transmiten. Cada uno nos suscita distintos sentimientos. Desde el primer momento que conocemos a William, lo odiamos, y sentimos mucha repulsión por él. En cambio, cuando leemos las descripciones de cómo Jack cuenta sus historias a Aliena, deseamos escucharlo también nosotros. De estar sentados en ese bosque escuchando los cánticos de los pájaros. A medida que pasan las páginas vemos pasar los años en nuestra imaginación. Podemos contemplar las arrugas prominentes en la cara de Philip y esa maravillosa catedral alzarse al cielo.

Le pongo un sobresaliente bajo (9).

lunes, 14 de septiembre de 2009

Sans la mort, la vie n'a pas de sens


Renaissance



Visualmente hablando, una maravilla desde todos los ángulos. ¿Por qué? Pues porque Renaissance nos presenta una animación exquisita. Animación que mezcla únicamente el blanco y el negro, con, eso sí, todo lujo de detalles. Esto es lo que la hace una película muy llamativa en todos los sentidos.


El gran problema de Renaissance es que cada uno de los personajes representa un topicazo típico de las películas de cine negro. Él, poli rebelde que va por su cuenta. Ella, chica sexy que acaba teniendo la típica relación con Él. Aunque, aún siendo tópicos, la historia es bastante original, y en ningún momento te da la sensación de estar viendo algo que ya habías visto antes. Avalon, la famosa compañía, toma un importante papel, el cual me gustó bastante. Esa necesidad de controlar todos los aspectos de la vida de una persona es lo que la hace tan interesante. Porque partiendo desde este punto de vista, con el paso del tiempo la propia empresa pasa a formar parte de la vida de esa persona. Guión excelente que deja entrever los sutiles aromas del cine francés.

Toda la película se desarrolla en un ambiente harto misterioso. A mí me absorbió completamente, dejándome enganchada al sillón mientras leía los subtítulos de una manera muy concienzuda, quicir, sin querer perderme ningún detalle. Sí es cierto que en algún momento la historia decae un poco, pero esto lo compensa una animación realmente impresionante que no dejará que apartes la mirada de la pantalla. Eso sí, hay que tener en cuenta que aunque pueda parecer el típico film de cine negro, no lo es en absoluto. Como es natural en el cine francés conserva un matiz filosófico muy curioso. En este caso, el tema de la vida y la muerte. Personalmente, me habría gustado que profundizaran más en este tema,
ya que solo lo mencionan en los minutos finales. Minutos que conservan los mejores diálogos de la película.

(spoiler)

"Sin la muerte, la vida no tiene sentido. (...) La vida es tan hermosa... La muerte será dulce. En paz, renazco".
Así son las increíbles palabras del Doctor Muller antes de explicarle a Karas el por qué de tener a Ilena presa. Sin la muerte no podría existir la vida, porque esta carecería de sentido llegado un momento. Y ahí es donde reside el verdadero significado de Renaissance. Naturalmente, él acaba matándola, salvando así a toda la sociedad de la catástrofe que podría llegar a suceder si llegase a conocerse el secreto de la Immortalité.



Le pongo un Sobresaliente Bajo (9)

jueves, 3 de septiembre de 2009

¿Up o Wall-E?

La crítica no se pone de acuerdo. ¿Cuál de estas dos películas es la que ha puesto el listón más alto para los films que vengan en un futuro? ¿Podrá Pixar superarse a sí mismo con el paso de los años?

Aquí están mis opiniones de ambas peliculas:

Up

El comienzo de esta película es sublime. Tan sublime, que incluso hay gente que se ha atrevido a decir que son los minutos más extraordinarios del cine de animación. Yo, personalmente, no me atrevo a decirlo. Estos minutos nos muestran una increíble secuencia de imágenes que relatan de la mejor forma posible la vida de
Carl Fredricksen, -el señor de 78 años que nos acompaña durante toda la película-, desde el día en que conoce a su mujer hasta el día en que ésta muere. Probablemente, a más de uno el principio le sobrecogiese. A mí por casi se me caen las lágrimas. Y claro, nada más ver este espléndido comienzo, te das cuenta de que no estás perdiendo el tiempo.

Los siguiente cincuenta minutos del film transcurren como una presentación de los distintos personajes. Cincuenta minutos que nos harán prestar toda nuestra atención. Pero desde el momento en el que conocemos al "malo, malísimo", toda la historia cae en picado, y entonces, te das cuenta de que es otra historia de niños. Una más.

La amistad, el deseo de aventura y el respeto a los animales son temas que se dan la mano en esta inquietante obra de Pixar. Guión magnífico, con momentos cómicos muy buenos que harán que soltemos más de una carcajada.

Le pongo un Sobresaliente Bajo (9).



Wall-E.


Una película sencillamente magnífica. Viéndola, es cuando realmente nos damos cuenta de que una imagen vale más que mil palabras. Película de ciencia-ficción que nos recuerda a las antiguas películas mudas o a los relatos de los grandes de este género, como serían Bradbury y Asimov. Muchas de sus escenas nos recuerdan también a la increíble película Odisea del Espacio, dirigida por el genial Stanley Kubrick.


Wall-E es un robot que lleva en el planeta Tierra 700 años cumpliendo una única función, la de ordenar e intentar limpiar todos los desperdicios que los humanos dejaron atrás. Tantos siglos en un planeta solitario, hicieron que Wall-E encontrase una propia individualidad. Gracias a esto, este pequeño robot era capaz de sentir y mostrar sus propios sentimientos. Hasta que un día conoce a una robot llamada Eve, y se enamora de ella. Ambos, personajes que rebosan todo tipo de sentimientos, sin necesidad de expresar lo que sienten con palabras, sólo con gestos.

Con esta película, sí me atrevo a decir que es una obra maestra de la animación. Sin tapujos. Y como no, le doy un Sobresaliente Alto (10).

Mapa de los Sonidos de Tokyo



Efectivamente, el viernes fui a ver esta película, la cual participó en el tan importante Festival de Cannes.

Mapa de los Sonidos de Tokyo, dirigida por la directora catalana Isabel Coixet, interpretada por la actriz japonesa Rinko Kikuchi y el actor catalán Sergi López.

La película nos da a conocer a un personaje (Ryu) solitario que camina por las calles de Tokyo con un olor a pescado en las manos. El film siempre va acompañado de la narración de un viejo amigo de Ryu. Narración que va relatando la historia a medida que va sucediendo.

La película presenta unos escenarios muy bien cuidados, elegantes y hasta se podría decir, sobrecogedores. Nos muestra una fotografía sublime. La banda sonora - la mayoría recitada en japonés-, ayuda a sentirnos como si estuviesemos viajando por la propia ciudad de Tokyo. Incluyéndose entre los temas la canción de Èdith Piaf "La Vie en Rose", obviamente cantada en japonés.

Le recomiendo esta película a todo aquel que se sienta fascinado por los escenarios bien cuidados. A esa gente que busque ver una película en todos los sentidos, esteta. Ahora bien, como toda película tiene sus fallos. Si nos fijamos en el guión, vemos un argumento simple, previsible y en ciertas ocasiones, descuidado. Aún cuando la actriz Rinko Kikuchi hizo una actuación bastante buena, el pésimo doblaje de Sergi López hace que la historia se desmorone.

Por todo esto, creo que la pelicula se merece un Notable Bajo. (7 sobre 10)

El Bestseller de moda: Millenium


[Ojo, spoiler]

El libro no puede llamarse una obra maestra del misterio, ni mucho menos. Tampoco se le puede atribuir el adjetivo de excelente. Pero lo que sí se puede decir es que es un libro con una trama interesante y cautivadora. Ésta, me absorbió desde el primer momento, lo que demuestra que Larsson era un buen narrador.

Los personajes, cada uno con su toque característico, son -sin duda-, bastante originales y algunos, me atrevería a decir: únicos, como es el caso de Lisbeth Salander. Protagonista anti-social con un cáracter fuerte, y repleta de pensamientos con odio hacia las personas. Todo esto hace que Sally se convierta en un personaje atrayente desde el primer momento en que entra en escena. A la familia Vanger la presentan como una panda de cerdos del dinero, cosa que hace que despierte la curiosidad. Como es normal, cualquiera espera deslumbrar todos esos trapos sucios de los que tanto habla Henrik Vanger una vez desentrañada la historia, cosa que al final no sucede. Pero está claro cuáles son los familiares importantes -Cecilia y Martin-, los que toman partido en el argumento y, a partir de ellos se centra todo. Al final, tanto profundizar y nombrar personajes de la familia, para luego no saber nada de ellos ya acabado el caso. En mi opinión, es una lástima que Harald e Isabella no signifiquen nada para la historia, a diferencia de en la película, que sí aparece el personaje de Harald. Lo que quiero decir con todo esto, es que me pareció que la familia Vanger queda un poco descuidada. El hecho de que durante la historia solo se centren en unos tres personajes, hace que todo el principio parezca una tontería.

Personalmente, desde el momento en que Henrik le dijo a Mikael, que las ocho primeras flores se las regaló Harriet en su cumpleaños, yo pensé seguidamente que las demás también eran regalo de ella. Y bastantes páginas más adelante seguí con esa misma idea. Lo que pasa es que claro, el autor insistía tanto en que estaban buscando un asesinato, que yo ya deseché la idea. Para luego darme cuenta al final de que tenía razón. La trama no es nada previsible, a diferencia de esto último. Lo único que al sacar esas conclusiones nunca se sabe del todo si son ciertas, y como a mí me paso, las dejé de lado.

Algo del libro que no me gustó es que Lisbeth toma protagonismo demasiado tarde. Todas las investigaciones que hace Mikael antes de descubrir el diario de Harriet con la lista de asesinatos, me pareció mas bien un mero "relleno", ya que como se sabe al final, de autobiografía nada de ná. Al final lo importante es el caso Wenneström y punto. Cosa que tampoco me gustó. El hecho de que los asesinatos y el caso quedasen en el olvido, me lo planteé casi como si todo lo leído no hubiese servido de mucho. Lo dicho, los acontecimientos al final se desenvuelven de un modo brusco.

La relación Lisbeth-Mikael es bastante peculiar, y tiene un aroma que envuelve toda la historia. No me gustó para nada como acabó el libro, cuando se refiere a los sentimientos de Lisbeth. Y quizás solo por eso me lea el siguiente. Tengo ganas de saber como termina todo, especialmente su "relación".

Lo dicho, un libro interesante, con unos personajes originales y un argumento atrayente. A eso tenemos que sumarle, que es un libro bastante ameno. Quizás ahí se encuentre la receta de su éxito. Eso sí, no es una maravilla, y no creo que sea la novela de la década, como otros muchos la nombran. El boca a boca, hace mucho efecto, pero como alguien dijo: "Hay más mundo aparte de los Top Ventas".

Aún así me leeré La Mujer que Soñaba con un Mechero y un Bidón de Gasolina, y La Reina en el Palacio de las Corrientes de Aire. Y ya comentaré.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Qué hay después de la muerte

"De repente aparezco en un espacio completamente blanco el cual no conozco de nada. Nada más aparecer en esta dimensión veo gran cantidad de gente (miles y miles) haciendo cola. Desconozco el por qué de hacer toda esa fila, pero por institnto me pongo en la cola. Entre estas personas hay gente de todo tipo, abuelos, niños, gente de todas las razas, etc.

Nada más ponerme a esperar en esta cola, pienso en el por qué de que esté ahí. Recuerdo que lo último que estaba haciendo era ducharme y de repente, caerme y darme un golpe en la cabeza, con lo cual, llego a pensar que estoy muerta, pero para nada era lo que esperaba que me encontraría. Veo que en la cola hay personas jugando a las cartas, al monopoly, e incluso al parchís. Otras jugaban a la nintendo, otras escuchaban música, otras hablaban solas, lloraban, y un largo etcétera. Yo decidí pillarme un libro que había por allí cerca aunque para nada me resolvia las dudas del por qué estaba en esa cola esperando a no se sabe el qué.

Pasaban las horas, y los días y llegó un momento en el que llegué al final, o lo que viene a ser, el principio. Allí esperaba un hombre con una larga barba blanca que le llegaba por los tobillos.

- ¿Nombre?
- Ana Mateos.
- Aaaah... conque Ana, eh. Según esto, Ana, aqui pone que vienes a por tu quinta vida. ¿Con que has muerto de un golpetazo en la ducha eh? Vaya, que manera más mediocre de morir. Por ejemplo, el chico que estaba delante tuya murió por una sobredosis de pastillas. Y la otra mujer murió de Sida. A la otra la violaron. Otro se ahogó mientras nadaba en su Luna de Miel por las aguas del Caribe. ¿Ves? Esto no está tan mal. Pero darse un golpe en la ducha... por favor...
- Esto... yo...
- Ah sí, las vidas. Bueno, primero por lo que pone aquí fuiste avestruz. Una vida complicada por lo que veo. Si, querías correr y los humanos no te dejaban. Eras una impaciente. Después decidiste ser topo, para tener más espacio y decidir tu camino. Pero qué va, en una de esas cavaste mal y te quedaste sin oxígeno. Madre mía, qué mala pata. En la siguiente decidiste ser un pez payaso, pero oh córcholis, todos los pececillos del arrecife se partían el culo de ti. No te debió gustar, ¿eh cari? Decides ser humana, para ser la dueña de la creación y vas y te caes en la ducha. ¿Te parece bonito? Pse.
- Ehmmm...
- Sí, ya lo sé, soy un bocazas. Pero que quieres mi hija, estamos a Jueves y ya sólo queda un día para el fin de semana, cuando acaba mi turno y me reemplaza ese maldito chimpancé peludo. Y claro, compréndeme, estoy impaciente. Ah sí, que estábamos contigo. Bueno, aquí me dicen que tienes como vidas a elegir: canguro, mosquito, hamster, ballena azul y ácaro del polvo. ¿Qué escoges? Piénsatelo bien, eh..
- Pues mira, me elijo mosquito. Así puedo chuparle la sangre a todos esos cabrones que en humana me hicieron la vida imposible.
- Niña, esa boca. Mira que aunque estemos en el limbo, la educación sigue siendo vigente.
- Perdón.
- Venga, vete ya. Nos vemos en otra vida.
[Glup]

En ese preciso instante, en cierta charca de cierto planeta llamado Tierra nacían unas hermosas crías de mosquito. Quién sabe, allí podría estar naciendo la nueva Ana, o quizás, el vigesimo-tercero de la fila."

Ana Mateos

Las Criaturas del Eucalipto

"Destinatario: Manuel Expósito Hernández
Remitente: Rafael Expósito Romero

“Aquí, hijo, te envío otra carta, para que sigas recopilando mis memorias. Cuídate mucho. Te quiere, tu padre.

Aquella noche de invierno no se divisaba la luna en el cielo. Todo era un mar de nubes que se tragaban la oscuridad. Sólo se escuchaba el viento gritándole a las piedras y el corretear de algunos animalillos saliendo de sus escondites para cazar. El frío y la nieve jugueteaban por entre las llanuras. La vieja casa de mi abuelo se encontraba cerca de un eucalipto. De niño me gustaba pensar que si escalaba ese eucalipto, algún día llegaría más allá de las nubes, en dirección a las estrellas. Incluso llegué a imaginarme que siento tan pequeño como un duende, conseguiría colarme a través de la corteza y desvelar los secretos que se ocultaban dentro.

Siendo el niño hiperactivo que era por aquel entonces, no tenía sueño, así que le pedí a mi abuelo que me contara alguna de sus extrañas historias. Como es normal, me dijo que sí, ya que nunca rechazaba esas ofertas. Salté de felicidad con una sonrisa de oreja a oreja. Y comenzó así:

Hace mucho tiempo, antes de que tú y yo naciéramos, nuestros antepasados habitaban en esta casa. Todo era igual a como es ahora. Las paredes, las habitaciones, la chimenea, la llanura y, como no, el eucalipto. En aquella época, vivía aquí un niño de más o menos tu edad, que soñaba con sobrevolar las nubes como tú, más allá de la copa de los árboles, o quién sabe, encontrar los secretos que guardaba la tierra bajo sus pies. Cierto día que su padre se quedó dormido al lado de la acogedora chimenea, el niño decidió conseguir su sueño. Salió de la casa y miró al eucalipto, dispuesto a escalarlo como pudiese. Se arremangó la camisa y comenzó a trepar con el objetivo de llegar más alto que las estrellas. Colocaba un pie en una rama, el otro en la otra rama, y así sucesivamente hasta que, definitivamente, llegó un momento en el que se cansó. Alzó la mirada a la copa, pero lo único que veía eran más y más ramas, pero sus ojos de niño divisaron en lo alto un cielo azul y luminoso por donde volaban dragones e hipogrifos. Decidió parar un momento su ascensión y sentado en una rama contempló la llanura nevada. Bajo sus pies, treinta metros más abajo, yacía la ahora pequeña casa. Con una sonrisa de satisfacción se apoyó en el tronco y cerró los ojos. Sintió como sus pies colgaban y como su mente comenzaba a volar más allá de la realidad. Al despertar de sus sueños, notó como la rama del eucalipto había desaparecido. Ahora se encontraba en un sitio muy estrecho y oscuro. Miles de ojos diminutos estaban clavados sobre él. Unas caritas enfadadas discutían entre ellas acaloradamente. Muchas vocecitas chillonas sonaron en sus tímpanos.

- ¡¿Cómo es que habéis atrapado a un humano?! - exclamó una vocecita femenina. Voz con tonos de jefa.
- Es un crío, no nos supondrá problemas. – dijó una voz de varón muy aguda.
- ¿Eso crees tú? – contestó la misma voz. – Precisamente por eso nos costará muchos problemas. Cuando salga de aquí contará de nuestra existencia a todos los demás humanos y entonces sí que estamos perdidos. ¿Acaso no recordáis la muerte de Kialt? Aquella vez que los humanos lo atraparon en una trampa para ratones pensando que era uno de ellos.
- Claro que lo recordamos. Pero entonces, ¿qué hacemos? – preguntó otro gnomo.

El niño, mientras tanto escuchaba la conversación de aquellos seres diminutos en silencio. Pero uno de ellos se dio cuenta de que había despertado y gritó:

- ¡Escuchad! ¡El crío ha despertado! ¡Mirad como nos mira! ¡Con esos ojos enormes y apuntándonos con esa nariz con dos agujeros tan grandes y sucios como el estercolero de una vaca!
- ¡Callad! ¡El humano ya sabe de nuestra existencia! – respondió la misma voz femenina que antes. - No podemos cuidarle durante toda nuestra vida y sería muy cruel dejarlo pasar hambre. Dormidle y dejadlo en el suelo, con suerte no se acordará de nada cuando despierte.

Y así fue. Los gnomos sumieron al niño en un sueño profundo y lo llevaron nuevamente al suelo transportándolo a través del interior del tronco del eucalipto. Una vez despertó, el niño se vio tumbado nuevamente en su cama con el rostro de preocupación de su padre.

- ¡Papá! ¡Papá! ¡Si supieses lo que me ha pasado!”

El viejo Rafael Expósito selló la carta y se sentó en su mecedora a fumar su pipa. Seguidamente, vino corriendo su nieto.

- ¡Abuelo! No puedo dormir. ¿Me cuentas una de tus historias?
- Claro que sí.

El niño saltó de alegría. Y el abuelo comenzó así:

- Escucha. Hace mucho tiempo, antes de que tú y yo naciéramos, nuestros antepasados habitaban en esta casa. Todo era igual a como es ahora. Las paredes, las habitaciones, la chimenea, la llanura y, como no, el eucalipto…"

Ana Mateos

Callejón Sin Salida

"Cualquiera que hubiese estado observando aquel callejón se habría fijado en una mujer con el rostro pálido y los ojos humedecidos. Si las ratas hubiesen estado atentas, habrían oído el ligero caminar de unos tacones de aguja en la calzada.

Pero la noche estaba desierta.

Mientras las ratas rebuscaban entre la basura, los humanos se escondían en sus hogares resguardados del frío del exterior. En el viento, sólo se percibían las notas de un piano, que seguramente provenían de alguna casa de los alrededores. Las nubes amenazaban tormenta. Incluso ya se podían escuchar algunos truenos a lo lejos.

No sabía dónde me encontraba. Aquellos callejones me eran totalmente desconocidos.

Un gato negro se agazapaba en un rincón con un ratón muerto entre las fauces.

Seguí caminando con un trote rápido, sumida en mis pensamientos. No sabía adónde me dirigía, pero tampoco me importaba demasiado. Quería estar sola. Sólo deseaba estar lejos de mi hogar. Lejos de la rutina que apoderaba mi cuerpo y mi alma día y noche.

Un ciego pedía limosna en una esquina. Su voz desprendía un lamento quejumbroso.

Al pasar al lado suyo, sentí un escalofrío. Seguí caminando por las empedradas calles de esta ciudad tenebrosa. No quería volver la vista atrás. No quería mirar el camino por dónde había venido. No quería pensar que atrás pudiese estar mi marido observándome con desprecio. Un fuerte miedo inundó mi ser. Yo le quería, sabía que le quería. De lo único que no estaba segura era de que si él me quisiese a mí.

El viento retumbó en los tejados de las casas y maniobró por los callejones estremeciendo hasta la última piedra existente.

De pronto, sentí como el frío recorría cada milímetro de mi cuerpo. Me estremecí y me dejé caer en el suelo sucio y mugroso, cubierta por el desparpajo de la tristeza.

Sumida en sus divagaciones, la mujer no se dio cuenta de que un gato negro se iba acercando más y más a ella. Sus pupilas dilatadas la miraron fijamente como intentando encontrar una respuesta en su mirada. Entonces, se aproximó con cautela. La mujer, sorprendida, le dejó acercarse y sentarse en su regazo.

En aquel momento, sentí como aquel gato negro me proporcionaba el calor que mi cuerpo necesitaba. Pude notar como el frío desaparecía por momentos. Entonces deseé no apartarme de ese bienestar nunca por temor a que el frío y la tristeza volviesen a apoderarse de mi cuerpo.

El gato ronroneó y el murmullo chocó en los tímpanos de unos ratones que se encontraban cercanos. Segundos después, unas siluetas pequeñitas comenzaron a correr."

Ana Mateos

Cartas de un Amor Marchito

"Primera Carta
La felicidad huyó de nuestro hogar. No le parecía cómodo ni elegante. No le gustaba el olor ni tampoco el sonido de nuestros gemidos al hacer el amor. Un día cualquiera decidió abrir la puerta e irse por donde había venido. En su lugar, vino la tristeza. Buscó un escondite desde el cual nos vigiló cada día. A cada momento, allí estaba la tristeza acechando. Con tono sarcástico se reía de nosotros. Hacía malabares con nuestros sentimientos, cambiándolos de rumbo, tirándolos al suelo. Intentamos huir de su embrujo, de su astuta mirada, pero no fuimos capaces. Dondequiera que estuviésemos, ella nos observaba y dirigía nuestros pasos cuales marionetas. La tristeza, en poco tiempo, logró confeccionar su propia estancia entre nosotros. Llegabas a casa después de trabajar, y te la encontrabas preparando la comida o escribiendo en el ordenador. ¿Por qué no la echaste a tiempo, antes de que se apoderara de nuestros corazones? Supongo que estabas demasiado cansado o simplemente, no te incordiaba lo suficiente.

Segunda Carta
El cadáver en descomposición de una cucaracha aplastada en el suelo, se pudre con el paso de las horas. Todo pasa demasiado despacio. La niebla me impide ver tu rostro. Quisiera gritarte y decirte que todos aquellos días de alegría realmente no existieron, que todo fue un error del destino. Que no me duele que me hayas abandonado. Pero no me atrevo. Soy demasiado débil como para mentirme a mí misma. Tú nunca me comprenderás. Y aún así, no dejo de pensar en ti.

Tercera Carta
Un día me desperté y vi el color de la mañana. Vi como el Sol se levantaba de nuevo, una vez más. Pero entonces pensé y comprendí que el Sol realmente nunca cayó sobre el lecho, sólo dejó que la Luna ocupara su lugar para que él pudiese seguir haciendo su tarea por otros rincones del mundo. Él nunca tenía que volver a levantarse, simplemente, siempre estaba ahí. Entonces, deseé ser como él. Ansié no tener que volver a levantarme nunca más, y dejar que mi alma volase por otros lugares alumbrando los corazones de la gente, para que nunca sufriesen la tristeza que yo sufrí. Para que nunca perdieran la esperanza como lo hice yo.

Cuarta Carta
Ayer leí que en nuestro planeta hay cerca de seis mil millones ochocientas mil personas. Todas con sus ideas, sus pensamientos, sus problemas. Muchas al borde de la muerte, esperando a que las parcas corten el hilo de su vida. Otras sólo bebés. He decidido descubrir a las personas que me rodean. Comprender el significado de sus sentimientos y emociones. Quizás conociéndolas, consiga conocerme algún día a mí misma. Mientras tanto, te deseo un buen camino compañero. Con tu tinta roja, has escrito uno de los capítulos más amargos de mi historia."

Ana Mateos

La Realidad en Sueños

"El ambiente que se respiraba a mi alrededor me era familiar. No sabía cómo había llegado hasta allí, pero tampoco me importaba en absoluto. Me hallaba en una habitación más o menos pequeña con paredes tapizadas de color negro. En un rincón había una lámpara que me facilitaba ver. Un sofá gris posicionado en el centro me provocaba un ligero recuerdo, y por instinto, me acomodé en él. La estancia era tenue. Desde el sofá observaba la habitación. De repente, me di cuenta de que junto al sofá se hallaba una mesita pequeña de cristal con un cenicero ya usado, una cajita de cerillas y un paquete de cigarrillos. No me hice de rogar y cogí uno, que encendí con una de las cerillas. La primera bocanada me mareó, faltándome el aire. Mis dedos flácidos soltaron el cigarro que cayó sobre la alfombra. Cerré los ojos para quitarme el mareo. Mi cabeza daba vueltas, y mi garganta estaba seca. En menos de un minuto, me recuperé por completo. Abrí los ojos y vi como las llamas se arremolinaban a mi alrededor, pero pude darme cuenta de que aquel tugurio había desaparecido. Ya no existía tenuidad alguna, aunque seguía sentada en un sofá. Ahora me encontraba en mi casa. Tardé en darme cuenta de lo que pasaba. Ese hogar en el cual hasta hace poco había vivido, ardía en llamas. Me levanté en un acto desesperado, y corrí como pude hacia la salida. En el camino me tropecé con la alfombra, dándome un fuerte golpe en la cabeza. Las llamas se acercaban más y más. El sentido de la razón me dejaba sola, muerta en el suelo que hasta hace poco había pisado. El fuego besaba mi carne. Y entonces, decidí irme con él, y soñar juntos por siempre."

Ana Mateos

La Historia de dos Idiotas contada por uno de ellos (Segunda Parte)

Destinatario: Curial Buñuel Moliné, C/Mayor, nº51, 3ºC, Barcelona, España


“Sentado en el balcón, observando la lumbre del horizonte y las dunas de las playas de Fuerteventura, con mi quesito, mi güisquito y mi buen cigarrito; me propongo contarle mis nuevas con mi amigo Gorka. Ya sabe usted, mi señor, que conocí a Gorka en ese país pa’ ya pa’l norte. Sí, sí, el País Vasco. Lo conocí en una situación un tanto comprometida, con toas’ esas señoras rechonchas con faldas de un lao’ pa’ otro. Sabe también, que prometimos en esa carta que le mandé, recorrernos el mundo en busca de quesos de todos los sabores. Y el primer destino; rumbo a Fuerteventura. Dicen, que en esta isla ida de la mano de Dios, hay un queso exquisito llamado “Queso Majorero”. Como usted comprenderá, mi señor, no teníamos intenciones de morirnos sin haber probado este manjar digno de los propios dioses. Así que, cogimos el primer avión que se nos presentó delante, y ale, rumbo pa’ Fuerteventura. Pues, desde que hemos llegado a esta isla llena de sol, dunas, arena, palmeras, y un sinfín de cosas más, llevamos una vida de hippies, hartándonos a comilonas gastronómicas catando quesos en todos los restaurantes que podamos. Nos tiene que ver buen hombre. Yo, con mi acento andaluz, mi barba de peregrino y una sonrisa de oreja a oreja; y Gorka, con ese acento que tiene del norte y ese barrigón de hombre que demuestra que ha comío’ mucho en su vida. Pobre hombre, no sabe usted lo que ha sufrío’ en este viaje. Dios mío, sin salir una vida entera de su tierra, -tierra fría, llena de verde y mucha vaca-, se va justamente al sitio donde hace más calor, donde solo hay unas pequeñas hierbas y to’ son cabras.

Dejando a un lado el sufrimiento que puede haberle acarreado este bochorno inaguantable a mi querido Gorka, he de decirle que hemos conocido a gente muy simpática, ciertamente. Dejando a un lado lo bien que lo pasamos en las playas, con nuestras gafas y aletas, nuestros bañadores y nuestro buen humor; le contaré cómo sufrimos por llegar a un pueblito ido de la mano de Dios, donde sólo había un bar, un museo sobre molinos y… ¿adivina usted? ¡La tienda donde vendían los mejores quesos de toda la isla!

Nos hospedamos en el Puerto del Rosario, un sitio con olor a pescado y donde la brisa marina te estampa en la cara cada vez que sales a la calle. Llegamos al hotel a altas horas de la madrugada, así que fue llegar y ponernos a dormir como locos. Nada más despertarnos, las barrigas nos pedían comida, con lo que fuimos corriendo a desayunar. Le juro por mi madre, Sr. Curial, que nunca en mi vida había visto desayuno más asqueroso. Lo único que tenían eran unos pocos cereales, alguna galleta María, pan y cafés aguados. Ni queso, ni tostadas, ni salchichas, ni huevos fritos, ¡ni siquiera un mísero dulce! Gorka y yo nos irritamos indudablemente, no entraba en nuestros planes morirnos de hambre nada más empezar el primer día. El desayuno es lo más importante, compréndalo. Con lo que fuimos directos a hablar con el encargado de la cocina. Y así entré yo con estas buenas palabras en la cocina:

- Perdónenme mis señores, ¿pero alguno sería capaz de mostrarnos al encargado de todo esto?
- Buenos días caballeros – dijo una firme voz de mujer detrás nuestra.

Ambos nos giramos casi a la misma vez y contemplamos a una mujer de pelo alborotado vestida con traje de chef.

- ¿Pueden decirme qué quieren? – preguntó la mujer con aire de superioridad.

Gorka se me adelantó y contestó.

- Buena mujer, estamos aquí protestando, por el simple hecho de que pensamos que la comida servida en el desayuno es muy escueta. Para nada es lo que pensábamos que…
- Chacho, a mí no me vengan a decir eso –interrumpió la mujer-. Son las doce de la mañana y se nos ha acabado casi todo lo que pusimos desde las siete. Cerramos el desayuno a las doce y media por los más rezagados como ustedes. Si llegan tarde no es problema del hotel. ¡Aquí se come pronto si se quiere pescar algo! ¿Entienden?
- Perdón, perdón… Pero tenemos hambre y el hotel dijo que pagaba el...
- Déjense de pamplinas. Adiós. Ale, ahora hay que cocinar el almuerzo y no tenemos mucho tiempo, porque los guiris tienen esa magnífica costumbre de comer lo más pronto posible.

Y así sin más, la mujer nos dejó con la boca abierta y como unos niños chicos cogimos la puerta y nos fuimos con el rabo entre las piernas al Café de Chona y Chano, justo al lado del hotel. Nada más entrar, nos sentamos en la barra, y así le dije al camarero:

- Oiga, nos acaban de echar del desayuno del propio hotel por dormilones, es nuestro primer día aquí, tenemos hambre y le diré también una cosa: hemos venido a Fuerteventura a por queso. Así que, o nos pone delante algo o…
- Vale, vale. Cálmese, cálmese. ¿Qué tipo de queso quieren?
- Hemos oído hablar del queso majorero, que dicen que es de lo mejorcito por aquí.
- Eso que ha oído es bien cierto, pero le recomiendo a usted y a su amigo, que si de verdad tienen tantas ganas de comer queso, les aseguro que no van a encontrar mejor sitio que Tiscamanita, un pueblo que se encuentra un poco lejos, pero posiblemente tiene lo mejor.

Cuando nos contó ésto, nos dejó con mucha curiosidad, así que intentamos pillar medios para llegar a este maravilloso pueblo. Cuando oímos como podíamos llegar al pueblo, nos cansamos solo de oírlo, créame. Desde el Puerto del Rosario no iba ningún autobús en línea directa, con lo que debíamos coger uno que nos llevara a no sé qué sitio, para una vez allí, coger otro que nos llevara a Tiscamanita. Resumiendo, eran dos horas, sin contar lo que había que caminar para llegar a la tienda, que estaba en la montaña rodeada de cabras.

Señor Curial, tiene que comer un buen queso de cabra. No se preocupe, como verá le mandó uno -de los quince que compramos- con esta carta y así podrá fardar con sus amigos catalanes, de haber degustado uno de los más exquisitos manjares de esta tierra. Además, ya decirle que entre Gorka y yo, hemos hablado que ya que tenemos mucho dinero entre los dos, podemos irnos más y más lejos. Ya sabe las historias sobre el queso argentino, ¿no? Pero como sean en la Argentina tan idiotas como en las telenovelas de la tres, me lo pensaré mejor. Besos a su mujer. Cuídense mucho. Y no olviden comer mucho.”

Ana Mateos

La Historia de dos Idiotas contada por uno de ellos.

Destinatario: Curial Buñuel Moliné, C/Mayor, nº51, 3ºC, Barcelona, España


“No sé si alguna vez le habré comentado mi pasión por los quesos. Me gustan de todos los tamaños, de todos los sabores, de todos los colores… ¿De sándwich? Me parece bien. ¿Tierno? Mejor todavía. Todos los días me zampo pa’ la comida, un buen queso tiernito, con su buen punto de sal. En la hora de la merienda, el queso es fundamental. Suelo poner platos mixtos, los cuales contienen quesos de todas las variedades. Cuando tengo la oportunidad de ir a un restaurante, procuro siempre que tenga como entrantes; quesos. Y aún no me conoce cuando veo un queso en mal estado… Sinceramente, mi gusto culinario en cuanto a los quesos es muy refinado. Y es por esto, que hago locuras por estos manjares.

He de decirle, que tengo la enorme gratitud de conocer a una persona -de nombre Gorka-; la cual no tiene los mismos principios que yo, ni es parecida a mí en cuanto al físico. Tampoco tenemos admiración por el mismo tipo de mujeres, ni tenemos los mismos gustos. En cambio en uno sí; -¿adivina?- nuestro gusto por los quesos. Aunque posiblemente, yo sea un poco más maniático –permítame reconocer que lo digo en un tono sarcástico-.

Mi amigo Gorka es de la tierra lejana de Euskal Herria; en cambio ya sabrá usted, que yo, andaluz, de pura cepa, sí señor. Un lejano amigo mío me dijo que el queso de la montaña vasca; muy exquisito -aunque he de reconocer aquí presente que como el queso de cabra, ninguno-. En fin, me propuse hacer un viaje a Euskadi, por probar ese gusto. Ya sabrá usted, que no es lo mismo probarlo en la tierra de origen, -el cual está en su buen punto, sabroso- que comprarlo en la quesería más cercana por mucha confianza se tenga. Al llegar a esa tierra llena de verde, aire puro y mucha vaca, me hice propiedad de una buena guía de restaurantes y establecimientos similares. De inmediato, busqué en el índice -4 páginas, madre de Dios- algún establecimiento famoso en quesos. Los siete primeros; cinco estrellas. Los once siguientes; cuatro. No seguí mirando. Pero me parecía –perdóneme usted por la palabra contigua, palabra malsonante donde las haya- jodido, el encontrar un buen establecimiento, donde tenga la grata oportunidad de encontrarme con queso del bueno. La mejor calidad por favor. Así que cogí el coche, y en un acto desesperado me dirigí a Bilbao, la cual no está muy lejos del aeropuerto en el que me hallaba. Nada más llegar, fui sin rumbo por las calles, buscando algún sitio en el cual supiese –no con seguridad, pero quizás por el tipo de establecimiento- un buen lugar donde pudiese comprar quesos. Aparecí de repente en un ultramarino, ni me di cuenta cómo llegué o por dónde pasé. Entré –tenía este tipo de alarmas automáticas que avisan de un cliente-, pero vea usted, Sr. Curial, que ni yo pude oír el sonido de dicha alarma. Fíjese, tal era el estrépito. El ultramarino, imagine, era un pasillo el cual tenía a cada lado estantes, donde yacían objetos de todo tipo; alimentos, herramientas, etc. Una cola de señoras rechonchas y con faldas -¿mencioné en líneas anteriores el frío que hacía?- se peleaban entre ellas por su puesto en la cola. Al fin de dicho pasillo, un hombre corpulento con los brazos en jarras y un delantal, mostraba cara de cierta preocupación.

- ¡Gorka! ¡Gorka! ¡Que la Bernarda se me cuela Gorka! ¡Haga algo!
- ¡Ni caso Gorka! Usted sabe mi señor, que yo llevo comprándole aquí desde hace treinta años, y nunca, mire, nunca le he causado ningún problema.

Por estos gritos y más, era coherente suponer que el tal Gorka era el hombre antes mencionado, el cual no sabía yo, no tardaría en ser de mis mejores amigos. Me dirigí hacia el hombre, pasando por toda la fila de señoras, con un aire despreocupado, pero disimulando, no vaya a ser, se me echaran encima. Solo quería preguntar –usted compréndame-. No quería colarme, ni nada similar. Por fin, llegué hasta donde se encontraba, y con estas palabras le dije;

- Perdóneme usted, señor. Pero, ¿me podría decir algún establecimiento en el que se venda buen queso? Creo, ya me entenderá. Queso del bueno. El rico. El de la tierra.

Tan convencido le hablé que el tal Gorka, sin dudarlo un instante me dijo:

- ¿Usted es extranjero? Es muy difícil, que un hombre me venga por aquí preguntando tamaña cosa. Veo que le gustan los quesos, y solo le puedo decir que el mejor sitio donde los puede encontrar es en la quesería “Izquierda viene de Euskadi” -¿bonito nombre eh? Ahí hay de todo, créame usted. Pero, si lamentablemente es extranjero, me temo que usted solo, se pierde para llegar. Que míreme, estas calles son una encrucijada si no se las conoce bien.
- Si eso me dice, me temo que será difícil llegar. Y yo, digo aquí presente, que no me voy de Euskadi –si señor, no soy de esta tierra verde, soy de más al sur; Andalucía- sin un buen queso en la mano… O más, que la mochila que llevo a la espalda no está muy cargada.
- Señor, me ha caído bien. Poca gente se viene solo a esta tierra por queso. Yo, quiero irme a Canarias a comerme un buen queso de cabra. ¿Y sabe que le digo? Que a estas señoras las conozco de toda la vida, y no me dirán nada por cerrar diez minutos antes. Así que, cojo la puerta y nos vamos, ¿le parece? ¡Qué yo no estoy para más tute!

Y así fue. Palabra por palabra. Sr. Curial, nunca había hecho un amigo tan fácilmente. Me dirigió por las calles de Bilbao. Pero créame mi buen amigo, a Gorka, se le olvidó un pequeño detalle en la charla. ¿Por qué caminar por las calles de Bilbao? Pues se lo diré yo mismo; para salir de esta ciudad. La quesería de la que me hablaba… ¡Estaba a cincuenta kilómetros de la ciudad! Dios mío, le prometo que cuando me lo dijo, me quedé estupefacto. Resultó ser, que el buen hombre me llevaba a la quesería de su hermano, y al verme con una cara tan convincente, se dijo; “Este se apunta a un bombardeo”.

Eso sí, me fui del Pais Vasco, con veinte quesos bajo el brazo. Me tuve que comprar una maleta solo pa’ ellos. En Andalucía devoré como un loco, con una persona más; mi fiel amigo Gorka. En este viaje, decidimos, que recorreríamos el mundo como dos grandes idiotas, en busca de los mejores quesos. El siguiente destino; Fuerteventura.

Y aquí tiene Señor mío, la historia de dos idiotas contada por uno de ellos.”

Ana Mateos