Alguien me dijo una vez que todo ya estaba escrito en el amor, que todo estaba dicho. Que era imposible añadir una frase más, ni tan siquiera una palabra más. La cosa se volvía repetitiva. Tantos libros atrás, tantos autores que lo han bordado ya desde multitud de ángulos. Tantas metáforas ya empleadas. ¿Qué podrías añadir tú a eso? - me preguntó.
Lo reflexioné por unos instantes. Casi por un momento me lo creí. Bueno, para qué negarlo, me lo creí. Y estuve así durante mucho tiempo, vagando por la vida creyendo que si me enamoraba no iba a ser nada del otro mundo, un fenómeno más, repentino, que acabaría siendo algo que se olvida con el paso del tiempo. Que no repercutiría. Que sería algo más del montón.
Pero entonces, un día, de repente, llegaste tú. Con qué facilidad me rompiste los esquemas. Los echaste por el suelo y, con un beso, me abriste los ojos.
Ahora sé que en las historias de amor no hay una igual. Desde el momento en que cambian los personajes cambia todo su conjunto.
Ahora somos tú y yo. Yo y tú. Nuestra historia.
Ana Mateos
1 comentario:
Perfecto.
Publicar un comentario