domingo, 8 de noviembre de 2009

Cuanta gente. Qué pocas personas.

Entre toda la masa coloreada de gris, hay algunas personas que brillan. Que tienen colores que resaltan entre la multitud. Algunas están coloreadas de naranja. Otras de violeta. O verde. Sí es cierto que todos tenemos el mismo final. Todos acabaremos siendo polvo. Y lo único que subirá al cielo serán los pedos que se tiren los gusanos cuando coman nuestros despojos*. Pero lo importante es lo que ocurre mientras vivimos. Hay una teoría que dice que todo cuanto hacemos en vida, todos nuestros actos, tienen una repercusión para otras personas. Y ahí hay gran parte de razón. Todas esas personas entre tanta gente, envueltas en un color especial, al estar ahí hacen de nuestras vidas una aventura más interesante. Esas personas forman parte de nosotros mismos, al igual que nosotros mismos formaremos parte también de otras personas. Todo es recíproco. Y sólo por esto, ya merece la pena vivir.

*Frase mítica de Albert Plá

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